Norma III, La Resurrección.

(NOTA: Para entender aún menos, ver las precuelas Norma I y Norma II)

Aparece ante mí.
Se va.

Me golpea desde adentro.

Una arteria, corazón y alma.
Se suelta, charcos de sangre.
Esto no es mentira.
Aunque el óxido no se huela.
Es una representación.
Es la [simbólica] muerte de Norma [simbólica también].

Yo no la maté, ni quise crearla.
¿Cuál es esa parte del cerebro que se encarga de la imaginación?
Bueno, ella es la culpable.

Trilogía. Lapsos de compasión me inundan. El público me mira desconcertado. Yo no obtengo mis aplausos, ellos no consiguen un tema de conversación. Días grises se aproximan.

Norma es mi consuelo, y esta una explicación que se sostiene, que a mi parecer es suficiente.
Todo un cálculo matemático de justificación y desolación, sus ojos jamás fueron la gran cosa, y no lo valen.

Norma II

Su confesión y su mirada, seriedad de plomo. Tomó asiento y soltó: "Soy la propia procrastinación de mis acciones".
Mi repudio.
Líquido en la pleura y su aumento volumen sobre volumen, la ira, masa en masa.
Se hincha, se infecta.
Me desvanezco entonces. Al despertar en una camilla, mi primera reacción es arrancar los cables y escapar. Abran paso al delirio, denle lugar a la catarsis.
Norma me mira, no entiende, "¿Qué pasa?"
Espuma por la boca, isla de espuma.
Afrodita
"¿Cuál?"
La observo y respondo con vaguedad:
"La otra, afro, espuma, la que no es hija de Zeus"
Se va, me abandona en plena avenida.
Nuevamente, Salú Norma!

Norma I

Un nuevo concepto, religión, destino. El inframundo enceguecido y encandilado.
¿El amor? Puras discordias. Dotados de inconsciencia, engreídos buscando un hueco bajo el ala.

-¡Hasta siempre Norma! ¡Salú!
Y se va y no vuelve.
Norma entonces deja de existir, disolviendose en tiempo y espacio. Pero la pregunta es: ¿No hay siquiera un lapso entre el adiós y la disolución? ¿Es esto una reacción química inmediata?
Que te lo conteste Paenza, hermano.