sábado, 27 de abril de 2024

Jardín

Ramita sostenida por una fuerza precoz, no controlada, mente en formación. La ramita empujaba el caparazón. Luego el aula, las caras nuevas. Pero el patio inmenso, gris, vacío y ese cantero, la ramita, el caracol, mi mano, siguen.
Recuerdo una huerta que se fue secando, lombrices, tierra negra, un día nada más creció y el patió ganó espacio, digamos. 
Mucho llanto, mucha lágrima, un gran temor a no cualquier soledad, sino a ese sentimiento de vacío en un mundo repleto. Me salvaron los objetos, los colores, mi mente en formación, la ramita y el caparazón.


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