domingo, 16 de diciembre de 2018

Pequeño boceto

Plano secuencia, busca el ritmo con los pies y se rompe, estalla, se estanca. Olvida un fragmento y silba otra cosa, o muchas cosas a la vez, porque no sabe si su memoria conserva la canción correcta o improvisa constantemente. Los colores tenues, suaves, casi invariables, se ven atormentados en la misma escena por ese sonido sucio, sonido en bruto, de bordes a pulir pero de firme solidez.
Ambos planos coexisten, armonía a decidir, si sí, si no, si perfecto claroscuro equilibrio danzante o si oscilatoria escala de lo bello a lo particular.
La cuestión visual, además de los colores, debe componerse por indicios, de sabiduría, de interés social, de reflexiones introspectivas acerca de la miseria humana colectiva, o no; a convenir.

viernes, 19 de octubre de 2018

A die [ad ínferos]

  Veo el alba, el alba de los martes, el mismo que antes le pertenecía a ese tiempo donde la oscuridad era temprana y menos cálida. Es un amanecer tardío en realidad, es una intuición que penetra la ventana, el cielo o mis propios ojos, dando a entender que los días existen y se renuevan.
Ya sea gris o claroscuro, ya sean sombras sin siluetas o difuminaciones amorfas, todo es parte de la misma percepción, la misma esperanza obnubilada que, cabizbaja, observa ese paisaje carente de inspiración y osadías. 
Y los días, insistentes, representados en pequeñas celdas que se van censurando una tras otra, con tachaduras violentas y manchas de tinta; a veces coexisten. Deberían ser sucesivos, no perdonar al que se queda atrás, pero hay veces en que en un solo día se amontona toda la semana, en un mismo recuadro, y yo observo esa celda desbordar de itinerarios. Si fueran agradecidos los liberaría, pero se asfixian sin pedir favores, completamente en vano. Pienso, quizás es lo mismo para ellos, los días, estar juntos u ordenados. Quizás tienen muy presente la muerte, el alba, las horas contadas en, nuevamente, celdas diminutas que encierran segundos, unidades de tiempo que repiten el ciclo de existir de a una o de morir en caudal. 



sábado, 1 de septiembre de 2018

Kardinale

erster
Cubro, mediante un forzoso afán, una minoría tendenciosa que mi estado más consciente manifiesta. No puedo decir que renace o reaparece porque jamás deja de existir.
zweiter
En el silencio realizo un conteo de elementos, cuerpos, formas que no quiero dejar ir, que se deberían quedar. Pero así como de inoportuna es la vida y oprobioso es el impulso a ella, son las casualidades las que se atreven a atropellarlo a uno.
dritter
Así se le da origen a ese ser despreciable que establece patrones y desconoce, en su teoría, el concepto del azar, aquello que sólo es aleatoriedad con trampa.

Quiero romper en pequeñas secuencias, mas no en llanto, las sigilosas virtudes que rodean a seres superiores. En los altares del placer se ubican, álgidos de paciencia, ignominiosos decidores de destinos ajenos. Un índice de oro que me señala constantemente, refleja su impunidad a través de miles y pequeñas réplicas hechas con retazos de espejos y vitrales. Que no fueron, ni serán diamantes, por más que se empeñen en señalar y encandilarme.

Grita, porque el pueblo es tu garganta y las adversidades gimen lujuriosas, como aproximándose eufóricas. 
Golpea, porque lo que no debería ser se impone como norma. 
Discute la obviedad de mis palabras sin desviarte de mis intenciones.



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Entrada destacada

3/3

Jaicus, tres. - - - Sin tu abrigo, improviso caminos, el frío persiste. - - - En las ojeras, se acumulan siglos, Oh, gesto fatal...