sábado, 1 de septiembre de 2018

Quiero romper en pequeñas secuencias, mas no en llanto, las sigilosas virtudes que rodean a seres superiores. En los altares del placer se ubican, álgidos de paciencia, ignominiosos decidores de destinos ajenos. Un índice de oro que me señala constantemente, refleja su impunidad a través de miles y pequeñas réplicas hechas con retazos de espejos y vitrales. Que no fueron, ni serán diamantes, por más que se empeñen en señalar y encandilarme.

Grita, porque el pueblo es tu garganta y las adversidades gimen lujuriosas, como aproximándose eufóricas. 
Golpea, porque lo que no debería ser se impone como norma. 
Discute la obviedad de mis palabras sin desviarte de mis intenciones.



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