viernes, 8 de mayo de 2020

La espera

El tiempo no crea, no cura, destruye. El tiempo se parte y me lleva en cada fragmento a un estado de confusión diferente. El tiempo crea distancia que duele, me distorsiona en cada creencia que tengo de mí misma, me desarma completamente. Quedo así, terriblemente vulnerable entre el tumulto formado por pensadores, seres que existen en todos los planos de mi consciencia, seres inevitables como quizás sea yo también en alguna percepción ajena y perturbada. 

Mi problema soy yo y también el otro, el ajeno que piensa y que es inevitable. También es toda materia que se altere en silencio, lo que no se dice y sólo se explaya en el plano temporal y que me mata, como a todos, en pequeñas dosis.

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