Quisiera apartarme del alma un ratito, dejar que sea en soledad un momento y que crezca lo que conmigo estorbando no crece. Almita mía, juegue con el diablo unos minutos, déjeme tranquila.
Así puedo pensar sin la culpa de no poder cultivar un semblante feliz sin que se marchite al primer arrebato de sinceridad, no quiero ser feliz, quiero subsistir a la posibilidad constante de resecarme y decaer, quiero extinguirme sin culpa.
No consigo distinguir si es humedad o amanecer, si es rendirse o morir a secas, si es permanecer un rato o decidir quedarse. Sólo veo raíces que florecen y respiro el alivio, que se vaya el alma, el diablo, el ocaso. Que se vayan todos.
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