viernes, 28 de julio de 2023

Con qué palabras

Cómo te explico que no quiero vivir una soledad eterna pero que quiero elegirla de vez en cuándo. Que mi alma ha encontrado por fin esa tranquilidad para tomar la decisión. Me gustaría poder agregar que lo que parece que elijo vivir, a veces, es solo por la inercia de sentirme viva y quizás para apagar algunas voces. Pero cómo aprendo un dialecto tan difícil para explicar algo que tampoco es sencillo. 
Y la única duda que sé responder es la última, ya que los dialectos se incorporan con la experiencia y con el uso, por eso mismo no tengo aún las herramientas suficientes para ser clara. 
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Vuelo sutil, explicaciones largas y juegos que no pueden durar demasiado. Desde el primer impacto y la imaginación el aroma se vuelve tan provocador que hasta puede condesarse. Pero no se puede evitar que el aire o el agua, las cuales cumplen un ciclo, vayan y vengan en la danza vital. El encantamiento no ha logrado un punto de saturación significativo aunque aún existan destellos de risa y cortesía. Es probable que al esparcirse por completo el perfume, comience la pesadilla de la costumbre, de la educación, de respirar para contener las lágrimas y despertarse en la desidia. Yo no quiero sentirme renacer, otra vez, no quiero volver a sentir que me estoy encontrando ni quiero ese abrazo conmigo misma. No voy a esbozar un plan de emergencia para sobrellevar un duelo, porque todo ese proceso lo guardo para el amor y no para un conjunto de coincidencias cuya luz se apagará pronto. Tampoco quiero disminuirlas, porque son muy difíciles de encontrar, pero el punto está en reconocer lo efímero y no prolongar aquello que ya no surge en lo espontáneo. 
 

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